Odio esa
sensación que se puede experimentar cuando sientes que tu corazón no quiere
latir más pero debes sonreír y mostrar tu fantástica felicidad, la cual no
existe pero te la pintas para que nadie se preocupe por ti, ya que quieres pasar
desapercibida y hundirte sola en la miseria de mundo donde has nacido. Pero por otra parte ansías que alguien se
preocupe por ti y te ayude en ese duro momento, sea cual sea, y consiga devolverte
tu “felicidad” de nuevo.
Sientes un dolor
agudo en el pecho, como un vacío interior que no sabes con que llenar. Te
cuesta reprimir las lágrimas y aunque estas caigan sin cesar, no logras
sentirte mejor. Los pensamientos son escasos en tu mente, se queda
completamente en blanco, y si alguno hay, créeme, no suele ser positivo.
Necesitas la
soledad más que nunca, el silencio te satisface por decirlo de algún modo.
Aunque estos sentimientos son realmente contradictorios ya que deseas estar
solo con tus “no pensamientos” pero al mismo tiempo, quieres que alguien te
ayude y no quieres pedirlo por parecer una desesperada o algo por el estilo,
no, esa ayuda tiene que venir sola.
Y entre
desesperadas lagrimas se escriben estos dudosos sentimientos pero cien por cien sinceros.
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