sábado, 26 de noviembre de 2011

La ignorancia no es mutua.

Muchas veces me arrepentí de las cosas que he dicho para que los demás me sonrían. He callado mis opiniones para no parecer la rara o quizás para que no me mirasen mal. Me he aguantado las lágrimas para no parecer débil y también he sonreído a fuerza para que no se notase mi mal estar con tal de que no se pusieran en contra mía.

Estoy cansada; de ello y de mucho más.
No voy a seguir fingiendo para que la gente encuentre su entorno agradable y pueda vivir en paz mientras yo me jodo.
Entiendo que puedo tener mal genio y cuando se me acaba la paciencia exploto, pero en ese caso, luego no me pidas que vaya pidiendo perdón si la causa de ese incidente has sido tú.


No voy a seguir siendo el chicle pegado a tu zapato; esta vez vas a pedir perdón.

Images_large

jueves, 24 de noviembre de 2011

Ambos sabemos su significado.

Es difícil explicar esto aunque si, se que solo tu vas a entenderlo y que lo sientes tanto como yo. Es una fuerza que nos une, muchos nos llamaran idiotas, entre otras cosas, pero sabemos de lo que hablamos y con eso me basta.
Es una cosa que no había sentido antes, es especial; una sensación un tanto rara pero que se declina a unirnos. Parecerá un tanto estúpido pero es cierto.
Antes pensaba que era única, rara, incomprendida y que jamás existiría o encontraría a nadie semejante a mí. Y no es verdad. Somos iguales.
Somos idénticos, talvez uno es más valiente que el otro o quizás más tímido pero a pesar de eso pensamos y reaccionamos igual. Es como tener un espejo y tu seas mi reflejo.
Sonrío cuando pienso en que al acabar el día tengo a alguien que me va a escuchar y me va a entender, va a reírse con mis bromas y demás cosas.



Jamás pensé que acabaría diciendo esto pero… Estoy contenta de haberte conocido, mi alma gemela.



martes, 22 de noviembre de 2011

Dia 22 de noviembre de 2011

Querido diario, hace tiempo que dejé esto de lado. Pensé que era de niñas pequeñas pero creo, que esto puede que me haga sentir mejor.

Iba de vuelta al instituto, con la misma rutina de siempre.
El cielo estaba nublado y llevaba parte de la mañana diluviando.
Caminaba, ni deprisa pero tampoco despacio, contemplando la carretera mojada que tenía un brillo grisáceo y notando como mis zapatos se mojaban por los charcos que se formaban entre las baldosas.
En ese instante, parecía que todo se había detenido. El tiempo parecía congelado. No había pájaros, tampoco personas, ni coches que contaminasen con su molesto ruido y humo. Lo único que decidió no cesar fue la constante lluvia fría, con el ambiente húmedo que rozaba mi piel con suavidad y delicadeza. Me sentí bien en ese pequeño instante, creo que hasta se me escapó una débil sonrisa por encontrarme bien conmigo misma y con la madre naturaleza. Un momento entre ella y yo.
Pensé que un momento como ese sería perfecto para compartirlo con alguien. Me paré en seco. Cerré los ojos, inspiré de ese aire mojado que impregnó mis pulmones de soledad y seguí caminando.
Me olvidé por completo de la idea de estar con alguien y enseñarle aquellos segundos que se volvieron por minutos interminables.



Juraría que no habría nadie con el cual compartir ese momento.
Sería solo mío y de la lluvia que acariciaba mi paraguas siendo el único ruido que penetrase ese silencio tan especial.
El silencio de vida absoluta.


47193_1366958783294_1511414615_30835502_4648970_n_large

viernes, 4 de noviembre de 2011

No llores, no servirá de nada.

No lo niego, siento celos de las demás. Tanto mentalmente como físicamente. Por sus amistades o por su soledad.
Nunca he estado contenta conmigo misma, por mucho que digan los demás que me quieren tal y como soy.
No soy perfecta, si mas no, nunca he destacado comparada con el resto. Siempre he intentado sonreír a la vida a pesar de los momentos difíciles, con tal de hacerlos más dulces, pero no sirvió de nada. El mundo la tomó conmigo y no deja que me vaya sin mas. No. No exagero.
Más de una vez pensé que era especial, que no era igual. Me mentía a mi misma. Estupideces, ¿verdad?
Y volviendo al camino de la perfección. Siempre he anhelado rozar su simple línea aunque solo fuese un pequeño milímetro.
Sentirme bien conmigo misma.
Tal vez sean cosas mías y mañana, sonría sin más de nuevo, pero este vacío no es seguro que se llene con un par de carcajadas, unas miradas tiernas, o cualquier cosa de ese tipo.



Simplemente, no soy perfecta y es algo que cuesta de aceptar...

Z212047809_large